
Por Daniel Vargas | dvargas@revistalevelup.com
La epinefrina es algo curioso. Es la variante de la adrenalina que nos dispara la sensación de miedo en el cuerpo; un sentimiento que se supone debe ponernos en alerta para potenciales peligros a nuestro alrededor. Pero el cerebro es fácil de engañar y si hay un estÃmulo lo suficientemente convincente, la señal se dispara. Y no toma mucho; a veces con solo un texto lo suficientemente descriptivo, podemos sentirlo con bastante fuerza.
Hay gente que es adicta a la adrenalina y no lo piensa dos veces para saltar de un puente con un cable amarrado a sus cinturas o de un avión con paracaÃdas, entre otras cosas. Pero ciertamente estamos aquellos que nos gusta ese sabor especial de la epinefrina; y la razón no siempre es clara, para ser honesto. Recuerdo desde que era niño y en la televisión salÃa aquel famoso personaje llamado Cryptkeeper contando historias de terror, demonios, zombis, monstruos y fantasmas. Para un niño promedio no era algo llamativo, pero ¿para mÃ? era absolutamente electrizante y emocionante.
Esa sensación no disminuyó con los años, sino que aumentó conforme encontraba más material en cine y televisión. Pero llegó el dÃa en que encontré el terror en los videojuegos. ¡Era algo que YO controlaba! Era algo que me estaba "sucediendo" a mÃ. Mi corazón se aceleraba, mi respiración era corta, el frÃo recorrÃa mi espalda y los vellos de mis brazos estaban de punta. Era una sensación como ninguna otra que hubiera experimentado.
Fue en 1993, donde jugando la primera entrega de "Alone in the Dark", me sentà absolutamente maravillado por la idea de una casa donde hubo un suicidio y ahora estaba inundada por demonios y fantasmas. Libros malditos que ni siquiera podÃa leer ya que en ese entonces no sabÃa inglés. Pero seguà jugando hasta llegar al sótano de la casa y poder quemar aquel árbol. La sensación que tuve al poder vencer al mal con mis propias manos era de otro mundo. Y es que poder tener la oportunidad de experimentar algo que nos acerque a un plano sobrenatural, es algo sumamente preciado en un mundo donde cada dÃa todo es más materialista, superficial, frÃo y calculador, donde la ciencia ciertamente cada dÃa deja menos lugar para la magia y extraordinario.
Los juegos de terror siempre han sido una parte fundamental de mi vida como gamer. Desde los "Resident Evil" y los "Silent Hill", hasta juegos brillantes como "Layers of Fear" y "Outlast", he tenido la oportunidad de experimentar desde leves escalofrÃos hasta sentir un hoyo en el pecho, los vellos de todas mis extremidades parados de punta y un sentimiento de leve mareo jugando PT. Para los que somos aficionados al terror es una inyección de epinefrina digital cada vez que encontramos un nuevo juego de terror para clavarle el colmillo.
Daniel Vargas Soto
Dirección Editorial | Revista Level Up
Tel. (506) 8750.5540 | San José, Costa Rica
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