Por Le Fernández | prensa@revistalevelup.com 

Leí Harry Potter por primera vez cuando tenía 11 años; ya para entonces había visto las dos primeras películas y- mientras esperaba por la tercera- cayó en mis manos el tercer libro. Creo que cualquiera que leyera esta saga podrá identificarse conmigo cuando digo que devoré ese libro; sólo me lo prestaron un fin de semana, esos 3 días lo leímos mi hermana y yo. A los 17 años terminé de leer mi último libro, cinco años después se estrenó la última película y se cerró con ella un ciclo para millones de niños que crecimos junto con Harry.


Por años le hui a la relectura de la saga por temor a encontrarme que ya no la disfrutaba tanto como antes, sin embargo, me sorprendí en plena pandemia releyéndolos.  La magia volvió incluso con más fuerza que antes. Como sabiamente (y como no) con el nivel que lo caracteriza, dijo Dumbledore:


"Los jóvenes no pueden saber cómo piensan ni sienten los ancianos, pero los ancianos cometemos un error si olvidamos lo que significa ser jóvenes"


La relectura de la saga como adulta me permitió redescubrir matices que antes eran menos visibles. Está demás decir que a partir de este momento viene una lluvia de spoilers, así que si no han leído la saga, será mejor dejar la lectura hasta acá y correr inmediatamente a darle una oportunidad a la magia.


Como adulto varias acciones de personajes cobran más sentido, por ejemplo, Lupin al escapar dejando a Tonks embarazada. Recuerdo que de adolescente al leer esta parte estaba muy indignada por la actitud de Lupin y creí que Harry lo reprendió por cobarde. Como adulto disfruté mucho más la escena -saboreando cada matiz- el estigma que Lupin carga, como no cree ser merecedor de toda la felicidad que está viviendo (por su condición de licántropo) y por otro lado Harry añorando para sí mismo la posibilidad de crecer con un padre que se vio forzado a abandonarlo demasiado pronto. 



Releyendo de adulto las bromas de los gemelos me parecen menos graciosas y sus acciones mucho más cuestionables. Usar a chicos menores para probar magia experimental e ilegal, usar la magia para burlarse de un chico muggle (aunque fuera un muggle desagradable),  acosar a su hermano estudioso por no tener los mismos intereses que ellos. Suenan como unos auténticos patanes, carismáticos hasta más no poder, pero patanes a fin de cuentas. 


También comprendí mejor a Percy; el Weasley menos querido de todos. ¿Cuál fue el gran pecado de Percy? Tener una diferente opinión que su familia, marcharse de casa por eso, y preferir alejarse de lo que él cree es un error, todos podemos relacionarnos con eso. 


El arco de redención de los Malfoy también cobró mucho más sentido; Narcissa encubre que Harry sigue con vida para detener la guerra y asegurar la vida de Draco. Ciertamente Harry sobrevive gracias al amor de una madre más de una vez. 


Dejando de lado todo lo que no vi al leerlo de adolescente, me reencontré con la misma emoción del descubrimiento y el asombro que me cautivaron hace casi 20 años de la historia; volví a reír, llorar y soñar tan fuerte como la primera vez. 


Rowling tiene razón al decir que “..Hogwarts estará siempre allí para darte la bienvenida a casa…”


Este artículo representa el criterio personal de quien lo firma. Los artículos de opinión publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de Revista Level Up.


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