Por Pablo Vargas | pvargas@revistalevelup.com.

Advertencia: El siguiente análisis contiene spoilers detallados y gráficos de escenas claves y trascendentales a nivel de historia, personajes principales y giros argumentales de 'The Last of Us Part II'. Estos spoilers pueden afectar de forma absoluta la sensibilidad y percepción de la trama principal y puede afectar la experiencia final de lectores(as) al revelar puntos transversales que incluyen muertes (o no muertes) significativas a nivel de historia, por lo que recomendamos leer bajo su propio riesgo. 


'The Last of Us Part II' arrancó con toda la carne en el asador al presentar lo que en Revista Level Up llamamos "the John Marston moment" ese punto cumbre en la historia en que el director te lanza un golpe bajo a la altura del estomago que te rompe el corazón, te deja sin aliento y te desestabiliza por completo. Es el punto en la historia que parte las aguas y polariza las críticas. El momento en que quemas todos los puentes y no hay vuelta atrás. O lo amas o lo odias. No hay más allá. Y las cosas nunca más volverán a ser iguales.

The John Marston moment...


"The John Marston moment" lo acreditamos por primera vez en nuestro re-review de 'Red Dead Redemption' (2010) para explicar el enorme vacío, dolor, ira e impotencia que nos dejó la muerte de John Marston. Desde el mítico "what's in the box?" en el final de 'Se7en', pasando por la muerte de Ned Stark en 'La Canción del hielo y el fuego' (1996), el final de Gleen en el tomo n°100 del comic 'The Walking Dead' o el legendario episodio de 'Ozymandias' en 'Breaking Bad' (2013), ese giro de impacto a nivel de guión no es un recurso nuevo en el cine, la literatura, los cómics, y la televisión; más sí fue uno de los primeros títulos de la era moderna que mató a su principal protagonista de forma permanente e irremediable.

Porque a diferencia del cine, la literatura y la televisión; en los videojuegos no somos meros espectadores, somos los verdaderos protagonistas. Nuestras acciones son las que marcan el rumbo de la historia y el destino de nuestros personajes. Y es lo que agrega un valor especial a sus historias. No las vemos, las vivimos en carne propia. Por ello, ser testigos de la muerte de John Marston, el protagonista de la excepcional historia que habíamos disfrutado a lo largo de más de 300 horas, a manos del infame Edgar Ross y un ejercito de oficiales federales, fue un trago muy difícil de digerir, un golpe absoluto de realidad, de que lo que estábamos presenciando era más que entretenimiento, era una obra que tocaba hasta los huesos y quemaba cada una de nuestras coyunturas.


Se requiere agallas para liquidar al personaje principal de la historia, sin darle oportunidad al jugador(a) de hacer algo más que presenciar el inevitable final del personaje con el que tanto tiempo se han compartido venturas y desventuras. Matar a tu protagonista, en el tramo final de la historia, marca un antes y un después en la narrativa. Es quemar los barcos y nunca más volver a ver atrás. Y se requiere valor, mucho valor para hacerlo.

Otros títulos siguieron ese camino un par de meses después, como lo fueron 'Halo Reach' (2010) y 'The Walking Dead: Season One' (2012) siguiendo ese patrón de videojuegos que tocaban historias mucho más maduras, dolorosas y oscuras que el promedio de títulos de la industria. Naughty Dog ya había jugado con este golpe de efecto en dos ocasiones en 'The Last of Us', al inicio del prólogo cuando presenciamos la terrible muerte de Sara y nuevamente al inicio del capítulo 9, tras los acontecimientos de la universidad. En ambos momentos, Neil Druckmann nos quitó el control de las manos para darnos con todo en la cara. Y dolió, dolió en el alma. Pero nada, jamás nos preparó para ser testigos de lo que presenciamos en 'Jackson'.

La suma de todos nuestros miedos...


Hay que decirlo claro y sin tapujos. Lo que ha hecho Neil Druckmann en 'Jackson', es para aplaudir y ovacionar de pie. Sí. Aunque duela en el alma. Ni uno sólo de los trailers, leaks y spoilers previo lanzamiento, nos preparó para vivir en carne propia lo que ocurrió en el primer capítulo de 'The Last of Us Part II'. Era la suma de todos y cada uno de nuestros miedos. Y los vimos materializar de forma gráfica en las primeras dos horas de la historia. Y jamás los vimos llegar. Tras un arranque intenso en el que Druckmann rápidamente nos pone en contexto recordando LA palabra que marcaría un antes y un después en la historia, Joel le confiesa a su único hermano el secreto con el que carga en sus adentros: Ellie es la cura. Y él se encargó de liquidar a todos aquellos que quisieron tomarla. Tommy no le juzga y promete guardar su secreto y llevárselo hasta la tumba.


De vuelta en el campamento, nos reencontramos con Ellie que a sus catorce años, lleva la vida de una adolescente "normal" y Joel cumple al final su promesa de enseñarle a tocar guitarra. La relación entre ambos, a pesar de un leve bache típico de la adolescencia, se mantiene más fuerte que nunca. El ha adoptado a esa terrible y volátil adolescente como su niña. Ellie es la hija que Joel perdió previo a la pandemia, y Joel es el padre que Ellie nunca tuvo. La forma en que Neil Druckmann lo hace, es realmente hermosa: con una canción de Joel a Ellie que nos saca las lágrimas y un chiste que nunca olvidaremos.

Cuatro años después, nos encontramos un panorama completamente diferente. De forma magistral, Druckmann nos va tirando los detalles: Joel intervino en una pelea a favor de Ellie y esto hizo que Ellie tuviese un ligero encontronazo con Joel. No obstante, su relación sigue impune: verán un par de películas de sci-fi de bajo presupuesto al regresar de la ronda de patrulla. Ellie ahora es una mujer hecha y derecha que mantiene una relación con Dina -ex novia de uno de sus amigos-, a quien conocemos y con la que nos encariñamos rápidamente gracias a los pequeños diálogos marca de la casa que le van dando contexto a su relación.


El juego nos lleva por tareas habituales: revisión de perímetro, eliminar algunos infectados y avanzar en el patrullaje. Es la calma antes de la tormenta. Es ahí cuando damos un salto narrativo y conocemos a Abby. Los diálogos entre personajes cercanos a ella, nos ponen en el contexto. Una chica que está empecinada en un objetivo que a la fecha desconocemos. Tomamos rápidamente el control y somos testigos de lo que es capaz. Mientras cae la tormenta. Ellie y Dina buscan refugio en la antigua base de uno de sus compañeros caídos en batalla y Abby corre por su vida en medio de una horda de infectados.

La historia nos lleva de un lado a otro sin darnos oportunidad de contener el aliento. Druckmann arranca con todo y al mejor estilo de 'Amores perros', la historia cruza el camino de los protagonistas. Justo cuando Abby está a punto de morir, Joel y Tommy le salvan la vida. Abby les devuelve el favor llevándoles a su refugio, al mismo tiempo que Ellie y Dina comparten su primera noche juntas como pareja. Es entonces cuando sucede, Neil Druckmann da un golpe de efecto al timón, y materializa la suma de todos nuestros miedos.

The Joel Miller moment...


Hay que decirle claro y fuerte. Desde la primera entrega, sabíamos que tarde o temprano, pasaría. Y durante muchos meses, nos preparamos para ello. Lo mentalizamos, lo asumimos, lo procesamos una y otra vez. Pero nada, absolutamente nada, nos preparó para presenciar en carne propia la suma de todos nuestros miedos. Al mejor estilo de George R.R. Martin en la Boda Roja, Neil Druckmann nos tomó completamente por sorpresa y azotó con todo.

Después de huir de la horda y encontrar refugio en la cabaña de Abby, la co-protagonista de la historia tomó una escopeta y disparó a Joel a quema ropa. Sin darnos más explicaciones, Abby tortura a Joel y a Tommy mientras Ellie -que recién ha sido alertada de la desaparición de Joel y su hermano-, corre en medio de la tormenta a buscarlos. Ellie es atrapada y sometida siendo testigo de como Abby tortura brutalmente a Joel, mientras Ellie suplica por la vida de su padre adoptivo. No hay tiempo para despedidas más allá de una dolorosa mirada compartida. Joel lo sabe, es el final. Abby liquida a Joel de una forma atroz. A las dos horas y treinta minutos de la partida la luz de Joel se apaga y Druckmann nos deja el corazón en la mano y un mar de lágrimas en los ojos.


Pantalla en negro. Y unos minutos después, una tumba con el nombre de Joel disipa cualquier rastro de esperanza. Y a partir de ahí, no hay vuelta atrás. Druckmann ha quemado los puentes y matado al principal protagonista de la historia, frente a nuestros ojos, sin poder hacer absolutamente nada para evitarlo. Es un final agridulce, injusto y violento para un hombre honorable. Pero así es de cruda y dolorosa es la vida. Tomando lo que más ama, de forma injusta, cuando menos lo esperas y sin poder hacer nada para evitarlo. Lo que Naughty Dog ha hecho no pasará impune. Han abierto la caja de pandora. No hay más amor para la compañía. La gente les comprenderá -a lo mucho-, o les odiará eternamente por lo que han hecho.

Han adelantado las filas, tomado el "John Marston moment" y le han dado vuelta a la historia, convirtiéndole en el "Joel Miller moment" ese golpe duro y crudo de realidad que decidió no guardarse para el final y darnos de entrada un golpe en el alma que nunca vamos a olvidar. Uno del que muchos jamás se van a recuperar y que la crítica podrá aceptar u odiar, pero nunca amar en su totalidad. Y por ello es que, a pesar de que consideramos que se pudo haber tratado la evolución de Joel como personaje -en consistencia con su propio universo y contexto de la historia-, le aplaudimos las agallas a Neil Druckmann; a pesar de haber acelerado el recurso narrativo en pro de repetir el impacto emocional que causó el final de 'The Last of Us'.


Porque sin importar lo que sucede a partir de este momento, se requiere valor -mucho valor-, para hacer lo que han hecho; y nosotros le aplaudimos de pie por ello. Porque este es el tipo de historia que nos gustan (independientemente de lo que ocurra de ahora en adelante) por el valor tomar decisiones arriesgadas en pro de la historia, mantenernos siempre en ascuas sin saber que es lo siguiente que irá a pasar, pero especialmente, aquellas que son capaces de identificarnos con las emociones de sus personajes, por muy doloroso que esto sea.

Con el final del primer episodio, Druckmann ha quemado todos los barcos, no hay vuelta atrás y nunca nada más será igual. Porque lo que vemos a partir de ahora, no es una historia cualquiera. Es algo personal. En cada golpe, sentimos la ira, el dolor, el odio y la sed de venganza de Ellie recorriendo nuestro cuerpo. La frase final del primer trailer nos golpea de frente. "I'm gonna find, and I'm gonna kill every... last... one... of them". Sí. Lo haremos. Vamos a encontrar y vamos a matar hasta el último de ellos... hasta el último de ellos.


  • Calificación del episodio 1 | 9/10
  • Calificación del episodio 2 | --/--
  • Calificación del episodio 3 | --/--
  • Calificación del episodio 4 | --/--
  • Calificación del episodio 5 | --/--
  • Calificación del episodio 6 | --/--
  • Calificación del episodio 7 | --/--
  • Calificación del episodio 8 | --/--
  • Calificación del episodio 9 | --/--
  • Calificación del episodio 10 | --/--
  • Calificación del episodio 11 | --/--

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