Por Eimy Jimenez | ejimenez@revistalevelup.com

The Walking Dead no deja de superar las expectativas de esta novena temporada y con su tercer episodio da rienda suelta a un sinfín de nuevas situaciones que ponen en tela de duda la lealtad y la esencia de muchas de las personas de las comunidades pertenecientes a la alianza comandada por Rick Grimes (Andrew Lincoln). 

En el pasado episodio, Justin (Zack McGowan), uno de los Salvadores se vio ser herido al final y en el inicio de este capítulo aparece siendo un walker más. ¿Quién es el culpable? Y Justin no es el único desaparecido, muchos miembros del Santuario comenzaron a perderse desde días atrás y los posibles culpables comienzan a ser comidilla de los pueblos vecinos y los dedos señalando no paran de utilizarse contra muchos de sus líderes y cabezas.


Lo bueno es que, al menos Rick, Michonne (Danai Gurira) y Judith (Chloe Garcia-Frizzi) antes de toda esta nueva tempestad desatada, lograron tomar un momento de sus vidas y olvidar que el fin del mundo estaba en su máximo apogeo y decidieron tomar un descanso y pasar el día en familia lo cual hace recordar el gran amor que existe entre ellos y la esperanza que tiene Rick en un futuro mejor gracias a la parte más esencial de sus planes… Carl Grimes (Chandler Riggs).

Pero, para Rick, el futuro no solamente se basará en la unión de las comunidades para trabajar juntos, progresar y volver a crear una civilización y en este episodio queda bastante claro que toda vida vale y no se pueden dar el lujo de aumentar la cantidad de seres unidos al mundo de los muertos y es por esto que, de forma no directa pero entendible al cien por ciento, Rick le propone a Michonne continuar creando nueva vida. 


Como digo cada semana y es básicamente lo que sucede como parte de cada episodio... no hay día en que Rick pueda disfrutar un momento sin tener que preocuparse y desgraciadamente los problemas se duplican y triplican conforme pasan los días. Se siguen buscando culpables de las desapariciones de salvadores y de la muerte de Justin y los miembros del Santuario comienzan el ataque. ¿Cómo podrían confiar entre ellos luego de la magnitud de problemas que solían vivir antes? ¡Es ilógico! 

En un momento de la noche, DJ (Matt Mangum) y Jed (Rhys Coiro) atacan a Rick y Carol (Melissa McBride) amenazando la vida de esta última. Mentalmente los personajes se encuentran en una indecisión terrible y el peso sobre sus hombros los hacen sentirse presionados sobre cuál será la mejor decisión a tomar por el bien del grupo. Una vez más, luego de que Carol se defienda y Rick tome control de la situación, se decide perdonar sus vidas porque ahora la ley de Morgan Jones (Lennie James) de “toda vida es preciada” (aunque ahora él se encuentre por otro sendero), se impregnó fuertemente en esta nueva forma de gobernar de Rick. ¿Un error que le costará caro en el futuro? ¿Debió hacer caso a las palabras de Carol de “es mejor terminar antes de que comience”?


Por otra parte, luego de las escenas con tintes de morbo entre Anne (Polyanna McIntosh) y el Padre Gabriel (Seth Gilliam), la relación que apenas estaba en la flor de su vida comenzó a marchitarse después de que una semilla de desconfianza fuera implantada en la cabeza del Padre luego de que Rick le pidiera vigilar a su nueva compañera de “juegos”. Lo curioso es que el Padre miente por ella, pero no quiere quedarse con la duda y la sigue por la noche a su escondite secreto. Si… de nuevo al Basurero.

¿Qué ha estado haciendo “Jadis” todo este tiempo? Aquí entra en juego el famoso helicóptero que llevamos viendo desde hace muchos capítulos y que ha puesto a toda la comunidad de seguidores a crear cuanta teoría creen que se relacione a ello, unas muy alocadas pero otras un tanto sensatas. Lo cierto es que ya parte de esa historia ha sido respondida por Anne, quien ha estado intercambiando personas a cambio de suministros. ¿Qué es A y B? Parece un código entre esta negociación aún por indagar. Desgraciadamente el Padre decide no callar tal situación y Anne no tiene más remedio que forzarlo.


¿Creyeron que la muerte de Gregory (Xander Berkeley) era solo para causar una buena impresión en la trama para el estreno de temporada? El tercer episodio nos hace devolvernos en la historia y darnos cuenta que los escritores han sabido cómo manejar de manera cautelosa e inteligente los hechos explosivos de su narrativa. La “Resistencia” está comenzando a levantarse poco a poco y varias respuestas a recientes incógnitas han sido contestadas. Las mujeres de Oceanside han sido las que tomaron el papel de Juez, Jurado y Verdugo. Primero algunos Salvadores se desaparecieron y ahora la verdad sale a la luz. Justin falleció a mano de ellas. ¿Qué las motiva? Nada más ni menos que Maggie (Lauren Cohan).

El haber colgado a Gregory responde a la presión que tienen varios pobladores de las comunidades ante la presión y reglas de Rick. Ya no pueden resistir vivir más con los asesinos de sus familiares y amigos y las mujeres de Oceanside han decidido tomar justicia por sus manos, esta vez, frente a Maggie y Daryl (Norman Reedus) deciden acabar con la vida de Arat (Elizabeth Ludlow) quien fue parte primordial en el asesinato de sus familiares a cargo de los Salvadores comandados por Negan (Jeffrey Dean Morgan). Aunque escuchan las súplicas, Maggie y Daryl deciden voltear y seguir su camino aprobando de manera indirecta el comportamiento de las mujeres.


Y así sin más... Maggie y Daryl parecen ser los líderes de la nueva resistencia en contra de los mandatos y forma de liderar de Rick. A pesar de que están totalmente de acuerdo con el fin (futuro), los medios parecen no ser los indicados para justificar las situaciones que viven actualmente. Y es que, por un momento, a pesar de que se entiende la forma en la que desea trabajar Rick... como bien lo dijo Daryl, ¿por qué ellos (Salvadores) pueden tener ese futuro y no los otros (Glenn, Sasha, Abraham)?

Poco a poco The Walking Dead vuelve a retomar su camino y a pesar de que no se cansan en avisarnos que la salida de Rick se aproxima, aún sigue atrapando entre su trama a los miles de seguidores que no dejaron de aferrarse y tener esperanzas de que todo mejoraría. Ahora, tan solo queda esperar.


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