Por Luis Rodríguez
El pasado 3 de marzo inicié este camino, fue en el evento organizado en las oficinas de Contexto, durante el evento que Revista Level Up organizó para el lanzamiento doble del Nintendo Switch, y el The Legend of Zelda: Breath of the Wild. Casi dos meses después, y tras casi 200 horas de juego, ese camino llega a una culminación, cuando llegó el momento de encarar el cataclismo de Ganon.



Casi desde el inicio, la presencia de su maldad estaba presente a donde fuera que Link se dirigiera, y por tanto, la necesidad de salvar a la princesa Zelda, quien lleva 100 años luchando por mantener a raya a esta fuente de oscuridad. 



Así que tras pasar por el laboratorio de Akkala para aprovisionarme de flechas ancestrales, y con las Grandes Hadas, mejorar al máximo mi túnica de campeón; puse rumbo hacia un santuario cercano al Castillo de Hyrule, y desde allí me fui colando por entre los muros del campo de Hyrule, hasta acercarme a la plaza principal, en donde algún día lejano ocurrió la ceremonia en que Link fuera declarado caballero.


Adelante estaba el castillo, y una ciudadela de la que ya no quedaban rastros, pero que por los escombros de una vieja fuente, podemos pensar que esta se pareció mucho a las que vimos en Ocarina of Time o bien en Twilight Princess.


Toda esta zona está pesadamente vigilada por Guardianes, algunos rotos pero la mayoría totalmente funcionales. Murallas o ruinas nos ayudan a escondernos, al momento que podemos aprovechar para encontrar una cantidad bastante alta de kologs que han escogido precisamente aquí, para esconderse juguetonamente. ¿Es en serio?



No obstante de las opciones de sigilo, las peleas vendrán, y será necesario entrar en conflicto con los Guardianes, tarea que debemos terminar en forma eficiente para ahorrar recursos, tanto de alimentos como armas que podrían quebrarse fácilmente.



Al cruzar el portón principal del castillo, una secuencia se dispara para mostrarnos a Ganon que todavía merodea, en la parte más alta, también se puede percibir la presencia de Zelda, como una luz que no deja de brillar, llamándonos a seguir adelante y terminar esto de una vez por todas. 



Adicionalmente, desde este punto, el mapa cambiará a un esquema similar al que usábamos con las bestias divinas, pero no podremos accionar mecanismos, simplemente deducir la dirección por medio de un sistema de túneles desde la planta inferior, hasta la sala del trono.



En una de las plantas bajas, encontré un espacio bastante inquietante, un calabozo en donde muchos monstruos se encontraban cautivos. 



Llegue allí colocando una bomba en una pared, y en la celda más lejana, dormía un Stalnox. La pelea concurrió en forma regular, pero al derrotarlo, en un cofre pude encontrar otro gran tesoro del juego, uno que por la alegría de encontrar la Espada Maestra, casi había olvidado, me refiero al Escudo Hyliano. Ese escudo casi inquebrantable, compañero tradicional de la espada que doblega la oscuridad, ahora Link sí que estaba preparado.



En los niveles superiores del castillo, esperan un tipo diferente de Guardianes, adicionales a los acechadores y voladores que hemos encontrado en muchos lugares, sino que unas torretas que reaccionarán al vernos y que tienen un alcance muy importante. 



Una pequeña desviación también nos llevará a los aposentos de Zelda, así como a su diario y la emotiva presencia de una flor que a pesar de la maldad que encierra el lugar, insiste en germinar.



Al final del camino, yace la sala del trono, lugar en el que Zelda retiene a Ganon, y yo estaba nada más a unos pocos pasos. El momento del reencuentro con la princesa, algo esperado desde las primeras insinuaciones del juego cuando era un exclusivo del Wii U, cerca de 5 años de espera, dos meses de juego, casi 200 horas de juego, y solo debía avanzar.



En cuanto entré a la sala, la voz de Zelda se escuchó, pero para decir que ya no podía retenerlo más. La maléfica presencia de Ganon invadió el lugar para colapsarlo y hacer que Link cayera a un sótano oscuro, repleto de su poder tenebroso.



El diseño de Ganon el Cataclismo, es intimidante, no solo recuerda una araña gigante, lo cual ya es malo, sino que también incorpora características de los 4 espíritus que en el pasado lanzó contra los campeones y sus bestias. Y es muy conveniente, por cuanto la pelea está a punto de comenzar, los campeones lanzan su ataque de venganza contra el enemigo, mermando poderosamente su poder.



Ganon que tiene mucho de Guardián, usará los ataques de sus espíritus, así como momentos de protección en donde solo su propia fuerza lo podrá dañar. Tras vencer su primera forma nos trasladamos al campo de Hyrule, como parece ser tradición, para luchar con su forma plena de demonio usando el arco de luz. 



La lucha tiene un clímax, cuando finalmente la Princesa Zelda desciende a la lucha envuelta su poder ancestral, que despertó hace 100 años, justamente en el día de su cumpleaños 17. El rostro de Ganon demuestra el terror de esta imagen, de la princesa presta a darle el golpe final.


Con la pelea ganada, los jóvenes se reúnen tras todo ese tiempo, y en una escena que deja grandes dudas, caminar alejándose del castillo. A la distancia, los espíritus del Rey de Hyrule y los cuatro Campeones, observan orgullosos la escena de la victoria final, reflejando la satisfacción que yo mismo estaba sintiendo. En este momento, se libera un gran temor que tuve casi desde el inicio del juego, y es que al llegar a este punto, y encarar a Zelda, descubriéramos que al igual que el Rey, ella era solo un fantasma más, aumentando más la soledad de Link, que tras de todo el esfuerzo, solo lograba descubrir que la princesa había muerto hace muchos años. Pero nos tocó un final feliz



Un importante ciclo termina, sentando poderosas bases para el Switch y la saga de TloZ, dándole una digna despedida a la Wii U, y generando un reto para Nintendo de mantener producciones a esta escala para los próximos años. Breath of the Wild, habría alzado una marca que de seguir cumpliéndose, solo traería beneficios a los usuarios.

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Luis Rodríguez - Ingeniero informático y escritor. Fiel defensor de Megaman y Metroid. Apasionado de los vídeo juegos de la Gran N. Escribe regularmente en nuestra sección de Nintendo CR.

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