Por Sofía Chaves.

A los dieciocho, alguien me dijo que si quería una relación lo mejor sería buscarse a un muchacho tontillo. A los diecinueve agradecí no haberle agregado mentalmente un “…porque nadie con cerebro sería capaz de quererla”; una dosis de mi pesimismo habitual habría terminado en una quemada de cigarrillo en la pierna de ese alguien.

No todo está escrito en piedra, pero no se pueden ignorar las palabras que se lleva el viento. Y el viento dicta que las decepciones amorosas, las ilusiones y pesadillas, la goma moral (y goma real como consecuencia primaria o secundaria) y las horas de preguntarse qué se hizo mal (o las horas de hacer algo mal, cualquiera sirve) son escenas obligatorias para cualquiera que alguna vez haya dibujado un corazón con una forma definida.

Si en algún momento ha olvidado que la única función del corazón es bombear sangre, tengo el disco para usted. Le presento Soapbox, la cuarta entrega (tercera si descontamos el Dreams of Another Day EP) de los ingleses de The Crookes. Un disco que, al igual que los anteriores, mantiene esa onda alegre típica de los cincuentas o sesentas y esas líricas fuertes que se alejan de las caritas felices.

I’m dirt under your thumb, not pretty enough to play dumb


La voz lírica se conoce, y nos conoce, mejor que nadie. Ya se está harto del ciclo eterno de pesadillas, congojas y desaciertos que pavimentan el camino al final feliz de Blancanieves. El yo lírico vive la pesadilla y la repudia, se acoge en el cinismo y en el ya no más. El protagonista de la historia está en la etapa terminal de una mala relación y se reencuentra con si mismo en medio de una serie de realizaciones que atajan el movimiento de kitchen sink realism y lo contextualiza en pleno 2014.

No se puede vivir a punta de expectativas ajenas

Musicalmente hablando, el disco es todo un viaje. No tenemos el hype de canciones del disco anterior como Maybe In The Dark pero mantiene un tono relativamente upbeat en la mayoría del álbum. Canciones como Play Dumb, Echolalia, Before the Night Falls y Outsiders pueden respaldar mis palabras. Las baladas no abundan en esta producción, pero tienen la fuerza suficiente para destacar en el mar de alegres decepciones. Holy Innocents y Howl le agregan esa sobriedad que cierra con broche de oro un álbum que revive el movimiento británico de cintas como Look Back in Anger (1956).

Still I keep chasing the cheap fix ‘til I wake from this crisis on my own


El disco, al igual que las pesadillas y las partes no rosas de un episodio romántico, no poseen un órden lineal. Su narrativa y su música se juegan como rayuela y la pesadilla del sentimiento toma su forma entre el caos y la armonía.

Dato curioso: El disco fue grabado en Valle di Preone, Italia.

En fin, los invito a que disfruten el exquisito bajo y de las melodías de un indie distinto con Soapbox. Y que, la segunda vez que escuchen el disco, le pongan atención a las palabras y recuerden sus caras a lo Ron Weasley durante relaciones pasadas, presentes o futuras. De ahí, sean como Charlie y manden todo al carajo (en Before The Night Falls me entenderán). Y aclaro, este no es un disco para alimentar depresiones, si no para pensar.

It’s leviosa, not leviosá. Tienen permiso de enjachar.

A los veinte puedo desayunar, almorzar y cenar paella de caja por dos días seguidos sin que me hagan mal de ojo. Aprendimos a comer en modo experto por culpa del gato y a disfrutar de la vida adulta aunque aún no nos corresponda. Dejé de fumar y de vez en cuando, él se trae el Xbox para que yo pierda por goleada en Halo Reach. Tráiganme las golondrinas, tenemos que anunciar un final feliz sin tontería alguna.


***
Sofía Chaves - Estudiante de Diseño Publicitario y diseñadora web. Escritora. Apasionada del manga, anime y la música, temas de los cuales escribe regularmente en nuestra en nuestra Zona Geek .

Postea un comentario

Siempre es un honor tenerte por acá. Gracias por compartir tu opinión con nosotros.

Revista Level Up
Revista Level Up