Por Moisés Mora.

Luego de la salida de las consolas de última generación de las tres compañías más importantes en nuestro medio y luego de que se dieran con todo en términos de marketing, es indispensable analizar el papel que tenemos nosotros como jugadores. A partir de lo anterior, como escritor dentro del medio (o pseudo-escritor, como ustedes prefieran) me pregunto a diario ¿Qué sucede con nosotros? ¿Por qué de repente tanto odio? ¿Cuándo los videojuegos iniciaron a dividirnos y no divertirnos? La insatisfecha respuesta a estas preguntas, conlleva a un sinnúmero de consecuencias no medibles, en tanto las preguntas se multiplican.

Para llegar al meollo del asunto es importante preguntarse ¿Qué es un hardcore gamer? Pues bien un hardcore gamer no es más que una estrategia publicitaria, un término que nos etiqueta y que nos dice cómo y qué consumir, crea zombies amantes de una marca (cual si fuese el defensor de un pariente o el novio celoso con excusas patéticas) estos zombies se encargarán de infectar el virus del “fanboyismo” y el “haterismo” en los demás “hardcore gamers”. Que si el DDR5 es mejor que el DDR3, que si Kinect supuso una revolución mayor que la del Wii, que si Nintendo tiene los personajes más carismáticos, son todos debates infructíferos que de no acabarse supondrán una debacle importante en nuestro pasatiempo favorito.

Esto no es un “gamer”
Me explico, hace unos años (allá en los lejanos 80’s y 90’s) la industria tuvo su peor crisis desencadenada por el nefasto “E.T” para Atari, este juego fue solamente el pináculo de una industria llena de “malware” para consolas que se vendía con el precio de software, la sobre oferta de Atari fue tal que los cartuchos fueron enterrados en un desierto en Nuevo México. La crisis entonces tuvo rostro de compañías, sin embargo, en la coyuntura actual las causas de una nueva crisis podrían ser otras y estar más ligadas a nosotros los usuarios.

Al respecto, podemos citar las leyes de mercado que dictan que donde haya una demanda deberá existir una oferta que la satisfaga, sin embargo, el problema con la demanda en nuestro caso es que cada vez más personas optan por los móviles para jugar luego de la revolución de “los casuales” que llegara con Nintendo de la mano de Wii y quienes quedan dentro de la corriente más “clásica” abogan por una discusión sin sentido digna de “kindergardianos” al más puro estilo de Recreo, los “graphic gore”, los “exclusive gore” y los “hardware gore” son solamente tres tipos de patologías que infectan la industria cada vez que se redacta una nueva noticia de videojuegos.

Los kindergardianos. Dignos de un episodio en la industria contemporánea
El fenómeno pareciera ser mundial, y la lucha por ver qué compañía vende más se desata cada nueva noticia de “la consola contraria” (si es que tal cosa existe). Estamos perfectamente medidos, perfectamente estudiados y perfectamente sujetos a leyes de mercadeo, sin embargo, a los “hardcore” pareciera no importarles; el daño ya está hecho.

Podrán decir ¿Qué le pasa a este mae? ¿Se volvió loco? Dejénme y les explico, cada nueva entrada de odio hacia una compañía, cada análisis pesimista “sólo porque sí” de un nuevo juego o de una compañía en general produce dos efectos nunca contrarios, más siempre paralelos y colindantes. El primero de ellos es la apatía generalizada hacia los jugadores, comunidades como “League of Legends” o “Call of Duty”  se caracterizan por ser poco amigables con los nuevos usuarios (apodados despectivamente como “noobs”), dicha apatía inhibe a cientos de personas que desean incorporarse y complementar su experiencia de juego con modos multijugadores on-line y chat de voz.

En segundo lugar genera desconfianza por parte de los consumidores. Lo anterior se traduce en menos ventas de software y hadware para las empresas quienes a su vez necesitan de nuevos incentivos para pagar las megaproducciones a las que se nos acostumbró la generación pasada; sumado a ello tenemos además el efecto de los pronósticos sombríos sobre las acciones de las empresas, y ¡ding-dong! Las empresas están en manos de accionistas que poco les importa la industria, sino obtener sus dividendos de vuelta.

Súmele a todo ello mi querido lector las consecuencias de un mercado que poco a poco se sobresatura con contenidos que no valen lo que se paga, copy-paste van y vienen, pero el sentimiento de pertenencia creado en cada uno de los jugadores hacen que la comunidad se mantenga a flote, al menos por un tiempo, la pregunta viene ¿Y luego? Luego no sabemos, pero las bajas ventas en los nuevos Call of Duty, las no impresionantes ventas de la Xbox One y las paupérrimas ventas de Nintendo Wii U hacen considerar realmente quiénes son las personas que juegan. Para recordar las únicas dos consolas que venden bien en estos días son el PlayStation 4 y el Nintendo 3DS, una con pocos juegos pero que efectivamente ha sabido utilizar la mercadotecnia sumado a una campaña de “trolleo” frente a la competencia iniciada desde el E3 (de repente en esta generación sí importan los gráficos) y la otra con un catálogo de juegos cuando menos extenso y maravilloso.

Jugar es lo que importa
Es probable que de presentarse una nueva crisis en el ocio electrónico todos señalemos culpables, todos tengamos nuestro favorito para echar culpas, pero muy pocos volverán a ver hacia dentro, mirarse al espejo y decir: “tengo parte de la culpa”. Una industria que se vanagloria de llevar diversión e inmersión a la sala de quienes consumimos no puede sostenerse con tanto trolleo, tanto “odio” y tanta crítica destructiva. Al final del día lo más sano que podemos hacer es disfrutar cada una de las ip’s  de nuestras compañías favoritas, cada movimiento por parte de las empresas podemos seguirlo con cautela y exigir que se nos compense por ser usuarios de la marca, más allá de eso, insultar, menospreciar y burlar no ayudarán en tanto seguiremos siendo “los pubertos con acné” que juegan y seguiremos ahuyentando a quienes aún no conocen lo lindo que es jugar. Salud por la industria compañeros y ¡Qué vivan los juegos!

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Moisés Mora - Politólogo. Apasionado de la música, el manga, los videojuegos y el séptimo arte. En su tiempo libre, disfruta de hacer mezclas, y escribir sobre sus pasiones en nuestra sección de Cultura y Videojuegos. 

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