Por José Manuel Aguero.

Monopoly, solo con leer el nombre y usted ya sabe de qué se trata, no falta que nadie le explique la premisa o reglas, eso ya lo sabe de memoria hace años.  Es justamente, uno de los pocos juegos de mesa que son tan reconocidos que casi cualquier persona tiene más de una anécdota, opinión o regla casera para el juego.

Un siglo después de su aparición el juego sigue siendo relevante, no por las ventas ni por su lugar dentro de los juegos de mesa (ambos méritos que posee como ningún otro); sino por las pasiones que levanta y así se encuentra como algunos lo desprecian ferozmente hay otros que se obsesionan por él y no aceptan jugar otro título. Estoy seguro que cada jugador tiene historias interesantes y apasionadas, de cómo no lo sacan en su casa por el pleito que se hacía siempre con su hermano, o cómo su papá lo dejó en bancarrota, o tal vez de como se apoderó de las cuatro estaciones de tren y le dejaron jugando solo, mil y una historias que todos conocemos.


Tal vez, las historias que no conozca son las aquellas de película de drama merecedora del Oscar, de cómo un simple juego de mesa ayudó a que 35,000 soldados aliados escaparan de su cautiverio durante la Segunda Guerra Mundial o como un grupo neonazi lo usó en la Alemania del Siglo XXI para subsistir su día a día mientras llevaban a cabo robos de bancos y asesinatos a extranjeros. Por 13 años, el grupo terrorista alemán Nationalsozialistischer Untergrund, asesinaba a extranjeros esperando provocar un retiro de estos de su país, asaltaron bancos para conseguir las armas que necesitaban para llevar a cabo sus operativos y produjeron una versión propia de Monopoly (llamada Progromly), para mantener su estilo de vida.


Y así fue como en Progromly, el juego se convirtió por liberar las ciudades de judíos, donde las estaciones de tren se reemplazaron por campos de concentración, los billetes por Reichsmark y el ricachón por un soldado de la temida SS. El juicio contra el grupo duró 85 días y solo había una acusada: Beate Zschape, sus dos compañeros del grupo se suicidaron después de un fallido asalto bancario y ella quedó con la responsabilidad de quemar su guarida, aún así este juego fue de las piezas de evidencia más llamativas durante el proceso legal. 


Parece increíble, en el siglo XXI y aún con gente que actúa motivada por la Segunda Guerra Mundial, como si esta aún no hubiera concluido.  Y es justo ahí, donde la historia nos enseña el otro papel que interpretó el juego de Monopoly pero esta vez, a mano de los británicos. Clayton Hutton, intentó unirse a la Royal Airforce en 1939, fue rechazado pero sí hubo otra rama militar que se interesó en él, la MI9, una unidad de inteligencia donde se contaba con la ayuda de magos para desarrollar camuflaje de campo, así que no es de extrañarse que contratarán a un excéntrico constructor de cajas para diseñar un equipo de escape para prisioneros de guerra.


El plan, aprovechar la popularidad de Monopoly en Europa, para a través de falsas organizaciones de beneficencia regalar copias del juego a los prisioneros de guerra, distribuyéndoles así material necesario para escapar. Si, por descabellado que suena, Monopoly incluía herramientas de escape tales como brújula, un mapa exacto de la ubicación, billetes locales, limas y otros, que permitieron a los soldados huir de su cautiverio.


Y esa era su belleza, la inteligencia británica logró ocultar en el juego estos objetos de forma que no llamaran la atención, diseñaron un plan para que llegara a los prisioneros sin levantar sospechas y los guardas alemanes no pusieron objeciones porque era mejor tener a los prisioneros distraídos jugando Monopoly que sin nada más que hacer.

Estas son parte de algunas de las más increíbles historias que hay de Monopoly, un simple juego con reconocimiento universal y resultó ser una herramienta más, según las manos así el objetivo, pero lo que no debe perderse de vista es el ingenio humano y ver cómo la misma mente y las mismas herramientas que sirven para el mal pueden servir para el bien.

***
José Manuel Agüero Fernández - Administrador de empresas, pintor de miniaturas y escritor de poesía en su blog personal. Amante de los juegos de mesa y vídeo, desde hace diez años demuestra juegos de mesa al público en distintos medios. Participa como organizador de área en Playcon.

Postea un comentario

Siempre es un honor tenerte por acá. Gracias por compartir tu opinión con nosotros.

Revista Level Up
Revista Level Up