Por Luis Rodríguez | lrodriguez@revistalevelup.com

Durante el 2017 los aficionados de Nintendo Switch recibieron con agrado el port de Doom, título que había sido lanzado anteriormente para PS4 y Xbox One y que se pensaba era “imposible para la Switch”. Pero el desempeño del mismo fue sorprendente, extrañando hasta al más optimista aficionado de la consola híbrida y por supuesto también a sus detractores.



Panic Button Games, una compañía de Texas fue la encargada, al igual que con Rocket League, de hacer la adaptación a la Switch, brindando un vídeo juego que aunque hace sacrificios en texturas, llegó con una estabilidad y gameplay frenético, de acciones que rara vez se detenían y que podíamos llevar a donde fuéramos. Este 2018, Panic Button repitió la historia nuevamente con un título de Bethesda y que había sido desarrollado originalmente por MachineGames, hablamos de Wolfenstein II: The New Colossus.

Rápidamente se aprende a odiar a esta dama.


The New Colossus es continuación directa del título Wolfenstein: The New Order, lanzado en el 2015 para otras consolas, y donde personificaremos al soldado  William "B.J." Blazkowicz mientras intenta liberar a los Estados Unidos de una invasión nazi, en donde veríamos al mundo en el caso de que estos hubieran ganado la guerra. Para esta versión en Switch se repite lo sucedido con Doom, de tener un trabajo sobresaliente de desarrollo y aprovechamiento de las capacidades de una máquina, logrando un título que no solo corre bien, sino que sus cinemáticas se aprecian nítidas y cristalinas. 

Gameplay

Muchos años atrás en mi adolescencia, un buen amigo me compartió en un disco floppy o disquete, una copia el primer capítulo de Wolfenstein 3D, donde tras muchos nazis y perros dejados en el camino, se finalizaba en una lucha contra un jefe que sostenía dos inmensas ametralladoras. 



En ese entonces las mecánicas eran simples, moviéndonos en un ambiente 3D de un solo piso de pasillos idénticos, puertas y entradas secretas por cada rincón y todos soldados nazis que quisiéramos para disparar. Cerca de 25 años han engrosado la formula, pero manteniendo mucho de aquel sabor original de frenesí y adrenalina.

También encontraremos ambientes bajo agua


El juego cuenta con un sistema similar a casi cualquier shooter, en donde apuntamos con ZL y disparamos con ZR, con L-Stick caminamos o corremos si lo presionamos, y similar como en Doom podremos hacer algunas ejecuciones si usamos el click del R-Stick cerca de los enemigos; pero adicional a esto es el sistema para cambiar el arma (de nuevo similar a Doom) el que ofrece una diferencia importante, dado que usaremos una interfaz gráfica rotativa al dejar oprimido el botón R, pero permitiendo seleccionar un arma para cada brazo de Blazkowicz, aumentando el daño a producir.



Además, el botón Y nos permitirá recargar y X regresar de forma rápida al arma anterior, movida necesaria para cuando tenemos que adaptarnos a enemigos con tácticas que requieren un tratamiento especial, como por ejemplo los de tipo acorazados.

Es mejor tener práctica al momento de escoger las armas


Como es normal en la franquicia, los niveles de dificultad brindarán opciones re jugabilidad o retos de colección de elementos perdidos en los niveles. 

Apartado técnico

Como mencioné, Panic Button repite un gran papel al trabajar con Wolfenstein II tal y como lo hizo con varios títulos exportados a la Switch el año anterior, pero en términos generales los acabados y detalles en  Wolfenstein II se ven mejor trabajados que con Doom, suministrando además una experiencia de gameplay intenso sin caídas de frames.

Ciertamente los nazis tienen algo contra Blazkowicz

Las comparaciones con Doom son inútiles de obviar, dado que además de lo gráfico en apartado de audio y sonido mantiene esa nota alta de rock que marca las oleadas de enemigos así como cuando hemos acabado con los que se encontraban en la sala. Aunque a diferencia de la experiencia en el Infierno, los nazis no poseen capacidad de tele transportarse, así que una vez que entremos a una sala todos los enemigos que tengamos que matar ya estarán en ella, a menos que existan espacios al exterior para que algunos lleguen por medio de una cápsula desde alguna de las naves nazis que nos rodeen. Afortunadamente, este juego no posee un bug que se presentaba en Doom en ocasiones de perder el audio inesperadamente.

En medio de la acción el juego tiene espacio para momentos conmovedores


Los capítulos que desarrollan la misión de William "B.J." Blazkowicz – mejor conocido como Terror Billy por los soldados nazis – se verán interrumpidos ocasionalmente por secuencias cinematográficas muy bien animadas, pero que si la consola se encuentra configurada al español, no permitirá apreciarlas en el idioma original sino dobladas, lo cual a mi sentir, daña ligeramente la experiencia.

¿Ya cayeron todos?


Dentro de esta categoría es importante destacar que el juego requiere la descarga de contenido adicional alcanzado un punto de la historia tras el cual exigirá el proceso para avanzar en la misma. La versión digital completa del juego, reclamará hasta 23GB, por lo que una tarjeta SD en una obligación.

Conclusiones

Estoy seguro que generaciones nuevas de jugadores pueden apreciar este tipo de juegos tal cual, pero mi gamer nostálgico no evita recordar mis primeras experiencias con la franquicia y entusiasmarme con hasta donde ha llegado, y añadirlo a lo que ya de por sí Wolfenstein II.

La labor de Panic Button sigue siendo soberbia, al retar los supuestos limites de la pequeña consola híbrida, y dejando muy bien marcada la duda de con un trabajo bien hecho, ¿hasta donde se podría llegar? Y mis esperanzas por supuesto son que siga realizando esta labor.

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