Por Pablo Vargas | pvargas@revistalevelup.com.
Los Archivos Del Lore | Continuamos con nuestro especial diario de Sagas Legendarias que marcaron la historia de los videojuegos, repasando su legado, desarrollo y datos interesantes. Hoy hablamos del primer Final Fantasy y el juego que no tenía derecho a fallar.
Final Fantasy (1987): la fantasía que salvó a Square
Pocas veces un nombre define tan bien su contexto. En 1987, Square (hoy Square Enix) se encontraba al borde del cierre. Con pocos recursos, poco personal y casi sin esperanza, el desarrollador Hironobu Sakaguchi propuso un último intento: un RPG inspirado en Dragon Quest y en la épica occidental, con guerreros, cristales y profecías. Lo llamaron Final Fantasy porque, si fallaba, sería su último juego.
Pero no falló. Contra todo pronóstico, Final Fantasy no solo salvó a Square de la bancarrota, sino que dio inicio a una de las franquicias más icónicas y longevas de la historia del videojuego. Lo que comenzó como un acto de desesperación, terminó siendo un legado.
El juego ponía al jugador en control de los Guerreros de la Luz, cuatro héroes sin nombres, personalizables, encargados de restaurar el equilibrio de los cristales elementales corrompidos por los Cuatro Demonios. Era una historia simple, pero con una estructura sorprendentemente ambiciosa para la época.
Con un sistema de clases (como magos, guerreros y ladrones), combate por turnos, exploración de mazmorras y navegación por un mundo abierto, Final Fantasy ofrecía una profundidad que la mayoría de los juegos de NES no conocían. La música de Nobuo Uematsu, compuesta con apenas tres canales de audio, se volvió inolvidable desde la primera nota.
Uno de sus mayores logros fue la incorporación de viajes en el tiempo en su narrativa, algo inusual para un RPG de 8 bits. La historia cierra en un bucle temporal en el que los héroes destruyen al villano en el pasado, cambiando el futuro… y dejando un misterio que resonaría por años.
El desarrollo fue tan ajustado que los personajes no tenían nombres por falta de espacio. Incluso el legendario logo con el cristal azul fue obra del artista Yoshitaka Amano, que luego se convertiría en una de las señas gráficas de la saga.
A pesar de las limitaciones técnicas, Final Fantasy se convirtió en un éxito inmediato en Japón y más tarde en Estados Unidos. Vendió más de 2 millones de copias, y su popularidad hizo que Square pasara de estar en la cuerda floja a convertirse en un gigante de la industria.
Pero más allá de las cifras, lo que Final Fantasy logró fue establecer un nuevo estándar para la narrativa en videojuegos: mundos ricos, sistemas complejos y música inolvidable. Un título que no solo desafió las expectativas, sino que las redefinió.
Y así, la fantasía que iba a ser la última… se convirtió en la primera de muchas. En nuestra próxima entrega de Sagas Legendarias, repasaremos Final Fantasy II y el inicio de la evolución narrativa de la saga.
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