Por Luis Rodríguez

La semana anterior, me vi en un punto en que Impa me encomendó la misión de ganar el control de las Cuatro Bestias Divinas, armas antiquísimas de los pueblos Sheikah, que fueron creadas para pelear contra el inmenso poder de Ganon. Desde este punto de estas reseñas, no puedo continuar sin mencionar puntos importantes de la historia, por tanto, de aquí en adelante el cuidado ante los spoilers debería ser mayor por parte suya, estimado lector. Aunque claro, ya han pasado varias semanas desde el lanzamiento del juego, y ya muchos lo han ganado, yo simplemente, voy a mi propio ritmo; pero ignoraré referirme totalmente, quizás a la parte más importante de la historia, que son los recuerdos de Zelda.



Así que debía escoger a cual de las bestias enfrentaría primero. Mis opciones eran Vah Rudania, quién era piloteada por el Daruk del pueblo Goron; Vah Medoh, la bestia bajo las ordenes de Revali el orni; Vah Ruta, dirigida por Mipha de la tribu Zora; y finalmente Vah Naboris de Urgosa, la líder Gerudo.



Mis decisiones me hicieron inclinarme por el desierto, lugar que probaría ser implacable, para intentar recuperar el control de la bestia que es dominada por una parte de Ganon. La llegada al desierto no fue sencilla, tuve que sortear el cañón de Gerudo, en donde el calor y la presencia de enemigos más poderosos, me hicieron el camino muy complicado.



Poco después encontré un paso que me llevo a un santuario y el puesto de caballerizas, en donde pude hacer que Link recuperara energías y cocinara alimentos. Algunos lugareños también tenían indicaciones de como combatir el calor, que para llegar a la ciudadela Gerudo, me sería imposible conseguirlo sin usar comidas o pócimas que protegieran contra el calor. 


El desierto es un lugar de un calor flagelante de día, y un frío intenso durante la noche, lleno de enemigos eléctricos. En cuanto desbloqueé la torre de atalaya, quedé impactado de como solo el desierto Gerudo, tenía una extensión mayor de lo que había explorado ya incluyendo La Meseta y Necluda.


De camino a la ciudadela, encontraremos un bazar en un oasis, en donde además de recuperar energías y obtener información de como entrar a la ciudadela, lugar en donde los voi no son bien recibidos. Además aquellos cercanos al oasis, se mostraban bastante preocupados por el peligro que Van Naboris significaba, dado que deambulaba por el desierto, desatando una poderosa tormenta de arena, y para empeorar las cosas, todo aquel que se acercará sería fulminado con un furioso rayo. Eso comprobé que es cierto.



Derrotado, decidí visitar la ciudadela, logrando pasar de incógnito ante las guardianas, para llegar hasta la presencia de la nueva Matriarca de la tribu Gerudo, la joven Riju. Ella informará a Link que el Clan Yiga, adoradores de Ganon, han robado una reliquia de la tribu Gerudo, el Casco del Rayo, que permite protegerse de los rayos de Naboris, y que recuperar dicha reliquia es la única manera de acercarse a Naboris.



La guarida de los Yiga y su apetito por las bananas, está al norte de la ciudadela, y es una misión donde el sigilo será muy necesario



Una vez que se recupera el casco, Riju nos estará esperando para iniciar la acometida de Naboris. Montaremos las morsas del desierto, para acercarnos al gigante de piedra, y con la ayuda del casco, unas flechas explosivas y mucho cuidado, la entrada a Naboris será pan comido.


El interior de la bestia es amplio, sin muchas divisiones pero dominado por un mecanismo que hace rotar tres secciones importantes. Saber como rotar estas será vital para conseguir acceso a los niveles superiores, en donde la voz de Urbosa nos guiará sobre nuestros objetivos. 



Cuando lo logremos, será la hora de enfrentar a un violento jefe, creado por el mismo Ganon, que al menos en la versión en español lleva como nombre La Ira del Rayo.



Derrotar a este jefe y recuperar a Naboris trae consigo dos satisfacciones, primero las palabras de Urbosa que alentarán a Link en su batalla, así como un fragmento más de recuerdos, que nos darán más pistas sobre lo que realmente sucedió hace 100 años.


Además de esta labor, el desierto me ha plagado con otra lista grande de misiones secundarias, algunas sencillas para realizar casi en forma inmediata, pero otras me pondrán en el camino de una larga búsqueda en las arenas. Mientras tanto, a la distancia una maquinaria de venganza se comienza a fraguar en contra al Rey Demonio, será mi responsabilidad ayudar a Link a reunir las demás bestias sagradas.

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Luis Rodríguez - Ingeniero informático y escritor. Fiel defensor de Megaman y Metroid. Apasionado de los vídeo juegos de la Gran N. Escribe regularmente en nuestra sección de Nintendo CR.


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