Por Sofía Chaves

Quizá nuestro afán por las historias lineales se derive de su similitud con la vida cotidiana. En la narrativa convencional se siguen las aventuras de un héroe inmortal y sus encuentros con personajes y situaciones casuales. Quizá se nos hizo costumbre pensar en nosotros como los Gokus (pero sin los poderes) y los Narutos (pero con skills ninja debatibles) de algún barrio poco memorable. La grandeza tiene que iniciar pequeña y nuestra historia es una mezcla entre interacciones con personajes menos importantes y ocurrencias con una capacidad variable de ser recordadas.

Lo episódico surge a partir de un cambio de óptica: la percepción de una historia a través del conjunto de situaciones o personajes secundarios. El enfoque es análogo a la forma en la que se escriben los registros históricos: nosotros no conocemos la historia de Napoleón Bonaparte exclusivamente por sus propias memorias, si no por relatos de testigos de sus batallas o sus calamidades. Lo que las futuras generaciones sabrán de nuestra era no se basará exclusivamente en diarios o publicaciones hechas por las celebridades de momento, si no por recuentos de lo que los medios y el público han dicho de ellos. El formato episódico le agrega pizcas de imparcialidad al cuento y expande la narrativa porque considera a más de un par de ojos a la hora de contarla.


El primer anime que se me viene a la mente cuando pienso en historias episódicas es Jigoku Shoujo (Hell Girl). La premisa es la siguiente: existe un sitio en internet que siempre se abre a medianoche. Quien quiera vengarse de alguien deberá escribir su nombre y Enma Ai enviará al objeto de la venganza al infierno inmediatamente con tal de que el solicitante de la venganza acepte que su alma se vaya al infierno tan pronto como muera. El aceptar una venganza no necesariamente implica adelantar la muerte del solicitante, sólo le asegura un viaje directo al infierno.

La serie nos pone a pensar en situaciones en las que uno sacrificaría su propia alma con tal de borrar a alguien de su vida. Quizá, si se piensa en frío o si no se tiene una razón fuerte para, el intercambio parece absurdo y hasta se tienen las de perder. ¿Será que existe una circunstancia válida para acceder al infierno eterno con tal de deshacerse de uno terrenal? Yo diría que no podemos saberlo hasta estar ahí (y honestamente espero que a nadie le toque ponerse esos zapatos.)

La serie, si bien tiene una serie de protagonistas o más bien, personajes recurrentes, se enfoca en las personas que contactan a Enma Ai mediante la correspondencia del infierno. En la mayoría de la serie, nuestra protagonista no es más que la mensajera o quien ejecuta la venganza. Acá el spotlight lo tienen quienes están dispuestos a enviar su alma al infierno con tal de salvar una parte de su vida.

Lo interesante de la serie es que, si bien el estrellato lo tienen los personajes secundarios, la historia de Ai y sus compañeros se va contando conforme ocurren los acontecimientos relacionados a sus pedidos infernales. La serie tiene tres temporadas con visuales que crean una dualidad interesante entre la tragedia y el color y un soundtrack de primera. Se las recomiendo y con muchas estrellitas.



El segundo anime que quería comentar hoy es Death Parade. Esta serie está basada en Death Billiards, un corto del 2013 que fue creado, dirigido y escrito por Yuzuru Tachikawa. La serie actualmente va por el sexto capítulo y tiene la siguiente premisa: cuando dos personas mueren al mismo tiempo, estas se dirigen a un bar en el que se decidirá cual alma reencarna y cual alma se va al vacío mediante un juego. La premisa suena un tanto tétrica, pero escuchar las primeras notas alegres del opening es suficiente para confundirlo a uno.

La primera pregunta acá sería: ¿se imagina que su destino dependiera de un juego de BAR? Leyeron bien: Quindecim, el purgatorio de esta serie, es un bar en casi todo el sentido de la palabra: un bartender raro, bebidas alcohólicas, una sensación de amnesia similar a cuando uno se pasa de tragos... Siendo honesta, me gusta mucho la idea de que me ofrezcan un whisky en el purgatorio en vez de estar en el lugar horrible que describe Dante Aligheri en su Divina Commedia.

Al igual que en Jigoku Shoujo, la serie nos presenta a un elenco de personajes recurrentes que son el factor común entre todo el resto de los personajes que aparecen ahí. Quizá la diferencia fundamental es que, en Jigoku Shoujo a nuestros recurrentes los solicitan mediante la correspondencia del infierno, en Death Parade, creo que ninguno de los personajes se alegra de ver al staff de Quindecim. Además, en esta serie, si bien su enfoque es de naturaleza episódica, acá se le otorga un poco más de protagonismo a los recurrentes.

La serie aún no está finalizada pero sigue manteniendo promesa. Los visuales no son tan tétricos como la premisa pero poseen la suficiente seriedad como para que el espectador recuerde que es la vida lo que está en juego. El soundtrack es interesante y si le aporta a la serie pero no le doy las cinco estrellas. Les recomiendo darle un vistazo, más ahora que los episodios salen los viernes por la noche.

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Entonces, ¿conocen algún otro anime con un formato como este? ¿Cómo creen que reaccionarían si, de la nada, despertaran sin ningún recuerdo en la entrada de un bar?

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Sofía Chaves - Estudiante de Diseño Publicitario y diseñadora web. Escritora. Apasionada del manga, anime y la música, temas de los cuales escribe regularmente en nuestra en nuestra Zona Geek .

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